Manejo de la incapacidad laboral en las empresas
Las bases principales son la salud y la capacidad funcional; los conocimientos profesionales y competencias (habilidades), los valores, actitudes, motivación, y el trabajo en sí mismo.
Partiendo de este principio la incapacidad laboral se puede dar desde alguna alteración en la salud; y que esta repercuta en la capacidad funcional del trabajador influyendo de manera negativa en su capacidad de trabajo.
En España, los tipos de Incapacidad Laboral definidos por los artículos 128; 136 y 137 del texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social son los siguientes:
— La incapacidad temporal.
— Las incapacidades permanentes (Grados: Incapacidad permanente parcial para la profesión habitual; Incapacidad permanente total para la profesión habitual; Incapacidad permanente absoluta; Gran invalidez). Los grados de incapacidad están en función de las reducciones anatómicas o funcionales sufridas por los trabajadores, siempre que disminuyan o anulen su capacidad laboral.
Además, coexisten dos sistemas públicos de salud: el universal, gestionado por las comunidades autónomas y financiado con impuestos, y el laboral, gestionado por las Mutuas y financiado por cuotas a la Seguridad Social, los cuales se reparten la responsabilidad de gestión de la incapacidad laboral. Esta doble dependencia dificulta la gestión de esta importante prestación sanitaria y social.
A lo largo de los años las incapacidades laborales bajo cualquiera que sea el concepto legal ponen de manifiesto el enorme gasto económico en España.
Actualmente España es uno de los países dónde se vive más pero con más incapacidad, se han hecho estudios longitudinales donde analizan la trayectoria laboral y la incapacidad laboral.
Por tal motivo, nuestro trabajo se basa en fomentar espacios saludables para los trabajadores, bajo 5 principios fundamentales (zero desconocimiento, zero residuos, zero enfermedades, zero accidentes, zero desigualdad), de esta manera, estamos seguros de que las empresas pueden aumentar la productividad y disminuir la tasa de accidentalidad y proporcionalmente disminuir las incapacidades laborales generadas por esto.
Es recomendable realizar evaluaciones en los lugares de trabajo, adicionalmente revisar la capacidad laboral y evaluar las acciones para mantener, promover y fortalecer tanto los recursos de la persona, como el desarrollo del trabajo y su entorno.
Los indicadores a evaluar se pueden basar en la capacidad de trabajo actual comparado con el mejor que se ha tenido en la vida; capacidad de trabajo en relación a las demandas del empleo; deterioro estimado del trabajo debido a enfermedades y pronóstico propio de capacidad de trabajo dentro de 2 años.
La mayoría de estudios revelan las acciones de promoción, tanto en la vida personal y laboral del trabajador, para mantener una buena calidad de trabajo, productividad y calidad de vida, hacen que el trabajador pueda permanecer más tiempo en su puesto de trabajo de manera más satisfactoria, prolongando finalmente su actividad laboral y una jubilación más activa.
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